lunes, 15 de agosto de 2011

Ganar caminando




El viernes a la tarde fui de Cristian, mi amigo carnicero, a comprar un pedazo de entrecot y me tuve que fumar a dos simpáticos ciudadanos que le apostaban a mi amigo como quedaría la “grilla política” el lunes, cuando todo esto de las elecciones primarias hubiera terminado. Y el tipo manifestaba, vehemente, que ganaba Cristina, pero por muy poco. Que Duhalde sacaba el 30%, seguido de cerca por Ricardito. Y que Binner quedaría cuarto cómodo.

El tipo es un personaje al que le encanta hablar al pedo sin importarle que haya gente esperando que termine con su discurso de barrio y así poder ser atendida. Y se hace el compinche e intenta, con levantamiento de cejas incluido, que uno comparta su pedorro vaticinio ante la mirada oscura y tosca de su hijo o socio o no sé quién es, pero que siempre está a su lado, asintiendo con la cabeza y haciendo trompita con la boca, asomando apenas la cabeza desde adentro de un gran polerón de polar.

Y finalmente se fue y Cristian, que sabe que me molesta mucho el ejemplar recién descripto, me preguntó con ironía qué opinaba de lo que había manifestado Juan Carlos Energúmeno. Y yo le respondí que estaba equivocado. Que Cristina ganaba caminando, que solo a una cabeza golpeada como la de él se le podía ocurrir que Duhalde o Ricardito podían sacar votos suficientes como para llegar a hablar en serio. Pero de inmediato recordé el episodio sufrido en casa, en nuestra querida e inundada de subnormales provincia, en donde el petiso más desagradable, más falto de experiencia y más subido a un capricho infundamentado que hay en el mundo había logrado salir segundo arañándole la espalda al pelado Bonfatti y me corrió un frío por la nuca. Porque seamos sinceros, nosotros, los santafecinos, no somos extraterrestres, somos ciudadanos de este país igual que cualquier otro. Así que ¿por qué no iba a ser cierto que Cristina ganaba de pedo ante el constante resoplar de Duhalde a pocos centímetros de su espalda?

Pero eso no pasó, gracias al cielo. Cristina ganó caminando, como no podía ser de otra manera.

Ahora, usted dirá, ¿y a vos qué te agarró? ¿Te hiciste Kirchnerista?

No, por supuesto. No me hice Kirchnerista. Pero todo este último tiempo pasado me hizo ver la realidad de nuestro país. Porque lamentablemente para los que no admiten aceptarlo, este gobierno cambió muchas cosas.

Cuando yo tenía 20 años no se hablaba de política, no era común hablar enervado de posturas políticas con amigos. La gente no se peleaba por defender a éste o a aquel otro, cada uno votaba para continuar estando bien sin mirar al vecino. Y tuve grandes discusiones sobre esto con grandes amigos demasiado oficialistas cuando aún no estaban ocurriendo las cosas que me hicieron ver a esta mujer con otros ojos.

Y no hay nada que se pueda hacer para tapar la realidad. Ningún opositor puede hacer nada al respecto. Porque Néstor destapó mil cacerolas. Y el país se sacó la careta. Le costó el corazón, que le reventó en el pecho, pero lo logró. Y ya nada va a ser como antes. Nada. Porque ya sabemos mejor que nunca quién es quien. Y yo no viví mucho, pero tampoco viví poco. Tengo experiencia y memoria. Y lo que estamos viviendo no lo hemos vivido nunca. Y estoy muy orgulloso de ser testigo de esta era, porque cuando la realidad se presenta delante de nuestros ojos tan cristalina hay que ser necio para no aceptarla.

Y ayer fuimos a votar y a la noche comenzaron a dar los primeros resultados. Y Cristina ganaba por choreo. 50 a 10. Afano total.

Y lo que me sorprendió mucho fue la cara de perplejidad de la oposición, como diciendo “No me esperaba esta derrota”, o como diciendo “pongamos la mejor cara de póker porque de este ridículo no salimos más”, o como diciendo “tragame tierra”.

Y Eduardo Duhalde salió a enfrentar las cámaras con la sonrisa más plástica del mundo:



Y le mandó:

“Creo que vamos a estar en la segunda vuelta”, para luego disparar, completamente desquiciado:“No es serio hacer una evaluación de mi parte porque no la tenemos, ¿sabe por qué? Porque a los bunkers de los partidos políticos les llegan sólo las buenas noticias, ¡siempre pasa eso! Así que yo espero que la buena noticia esté cuando ustedes estén durmiendo, porque es tan larga esta jornada que bueno, vamos a tener que esperar hasta las 2, 3 de la mañana”

Eduardo, sos un tipo grande ya, ¿a vos te parece que va a cambiar el resultado y para las 2 o 3 de la mañana se va a revertir la abrumadora e implacable ventaja kilométrica que te sacó Cristina? Pensá lo que dijiste, y no vuelvas a abrir la boca.

“El oficialismo ha hecho una gran elección y lo felicito, y yo creo, yo creo, que vamos a estar en 2da vuelta a partir de Octubre”

No lo creas, Eduardo, No va a haber segunda vuelta. Vas a sacar menos votos aún de los que sacaste. Creéme.

“Un resultado electoral no va a cambiar un ápice en mis convicciones”

Mirá, Eduardo, yo que vos cambiaría. Yo cambiaría, porque este tipo de resultados son los que te demuestran que estás equivocado, así que cambiá, Eduardo. O no, no cambies y quédate en tu casa, va a ser lo mejor para todos.


Y Ricardito también salió a enfrentar los flashes, pero no consiguió sonreír con falsedad, directamente arrugó su gesto mostrando los dientes e intentando levantar el labio superior, construyendo una sonrisa mecánica que no sólo no se asemejó a tal, sino que quedó como que estaba por ladrar, presa de un ataque de rabia:




Y también agarró el micrófono, porque hay que salir a hablar y decir lo que sea que tengamos en la cabeza, ¿no?. Y le mandó:

“Lo mejor que le podría pasar a la Argentina y lo digo con humildad, es un triunfo del UDESO

Mirá, Ricardito, no. No es lo mejor, no podés señalar eso como lo mejor que le puede pasar a la Argentina poniéndote de socio con Francisco “Abuela de barrio” de Narváez y no habiendo entendido que no te podías cortar tan pero tan solo, Ricardito…

“Vamos a seguir trabajando por nuestras ideas y no vamos a cambiarlas”

Sí. Igual que Eduardo, no las cambies, y ponete urgente una fiambrería.

“Vamos a escuchar a cada argentino, para ver si conseguimos lograr una adhesión que nos permita lograr un triunfo”

Arrancá ya con las escuchas, porque faltan 70 días y no creo que llegues a escuchar a todos los que no te votaron.

“Estoy seguro que podemos ganar las elecciones”

Yo no estaría tan seguro. Yo que vos, me preocuparía un poco.

“La bandera negra se baja el 23 de Octubre”

Es a cuadros la bandera, Ricardito. A cuadros. La negra es la que te expulsa de la competencia. Mejor expulsate ahora así no seguís mancillando el buen nombre de tu padre.

Mientras el Alberto, desde su San Luís pujante decía:

“Somos los únicos en toda la Argentina que le hemos ganado a Cristina, ¿no me crees? Veni a vewrlo”

Y el otro que salió a hablar, pobrecito, fue Adrián Pérez, pobre, que tuvo que dar la cara por Lilita “Mujer Insoportable” Carrió, que ante la sorpresa de los medios por verlo sólo y abandonado por su partenaire, le preguntaban cada dos palabras que decía cuándo iba a hacer declaraciones Lilita, y Adrián esquivaba el bulto y lograba formular, a duras penas pero con gran valentía, las siguientes frases:



“No ha sido una buena elección de la Coalición Cívica”

No, estás en lo cierto.


“Estamos conformes con nuestro trabajo pero entendemos que la ciudadanía optó por otras opciones”

Yo no me conformaría, Adrián. Sos joven, tenés que ser más crítico. Yo que vos me las tomo y arranco por mi lado y me alejo de esa mujer ponzoñosa que lo único que hace es hablar al pedo.

“Hasta ahora no tenemos datos oficiales, aunque hay una tendencia que marca que hay una fórmula más votada, que es la del gobierno nacional”

Ahí estuviste bien, ¿ves? Alguien debía reconocerlo.

“Ha sido una campaña sin mayores agresiones”

Acá la cagaste, ¿Sin mayores agresiones? Tu compañera de fórmula se alegró de la muerte de Néstor, Adrián, ¿te parece serio, respetuoso o amigable eso? ¿No es agresivo hasta el paroxismo eso que dijo tu compañera de fórmula?

Y después está Francisco “Abuela de barrio” De Narváez, que continúa hablando como doña Tota y continúa luchando por hacerle creer al pueblo que es un tipo idóneo sin dar una sola pista de qué es lo que hay que hacer para cambiar este mundo injusto, manifestando lo siguiente:



“Están llegando los primeros datos oficiales en donde queda claro que la provincia va a estar disputada entre el gobernador Scioli y nosotros” (cientos de aplausos)

No, Francisco, no hay disputa. Perdiste. Estás muy lejos.

“Quiero agradecer a los que están olvidados, porque están olvidados, pero nosotros los reconocemos”

¿De qué hablás? ¿A quién reconocés?

“Y quiero pedirles a todos los candidatos que queremos gobernar la ciudad de Buenos Aires que nos demos un debate. Es un momento de plantear las ideas, las propuestas, los planes de acción, los equipos de gobierno, porque el próximo 23 de octubre no sólo se va a elegir un gobernador, sino que vamos a elegir de qué forma queremos vivir”

No, Pancho, perdiste. Ya no hay debate. Hay mucho que hacer para ponerse a debatir con vos nada.

“Va a ser un “escrituño” lento, faltan algunas horas para confirmar el resultado final, le agradezco a nuestros fiscales y los convoco para que en estos próximos “Setenti” días con “nuestra incansable trajín”, con nuestros candidatos, con Mónica que me acompaña, llevemos adelante nuestra propuesta, ganemos el 23 de octubre y nos pongamos a gobernar a partir del 10 de diciembre, muchísimas gracias”

Andate a tu casa, Francisco, andá. No necesitás esto. No lo necesitás vos. No lo necesitamos nosotros, no lo necesita nadie. Andá a tu casa a jugar a la Wii y dejá de molestar.


Cristina ganó caminando porque no tenía opositores serios. Y estoy empezando a confiar en ella, este último par de años hubo cambios sustanciales en lo que pensaba de esta mujer. Y falta muchísimo para que diga “Estoy a full con Cristina". Mucho. Y quizás nunca esté a full con ella. Y quizás eso sea bueno.

Pero hay una cosa muy cierta: Estoy con ella antes que con cualquiera de estos ridículos que se postularon para desbancarla.




Cristina, te deseo suerte y te doy todo mi apoyo, a pesar que cuando haya algo que no me guste lo veas posteado en este blog.

Avanti, morocha.

Juan Pablo Scaiola.

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