miércoles, 21 de diciembre de 2011

Termina el año.


Se termina el año y, según los mayas, no termina cualquier año sino el último año entero viable ya que el que viene no llega a concluir porque el mundo dejará de existir. En el calendario arriba posteado se ve claramente esto que digo, pero yo no sé identificar dónde es que lo dice, pero parece que es cierto. Una cagada, porque vienen pasando cosas tan bizarras y tan ansiadas… Estamos viviendo sin dudas una etapa de transformación que, de no mediar fines de mundos por delante, quizás incluso en pocos años y aun teniendo la suerte de continuar con vida podamos ver florecer.

Me daría mucha bronca que todo se termine justo ahora, que gracias a Facebook(¿?) todo medio oriente derrocó a su tirano de turno. De todos los derrocamientos, el más salvaje fue de Muammar Khadafi, que trajo de yapa su posterior linchamiento junto con algunos de sus más politizados hijos. Tan salvaje como el contraste de los absolutamente imposibles trajes que se ponía Mutassim, el hijo predilecto del tirano, con la ropa que utilizó al momento de su captura seguida de muerte:

Quizás en aquel último cigarrillo haya estado contemplando la posibilidad de que mostrar tanta obscena exageración de lujos y dinero a un pueblo dominado por la pobreza, el árido suelo y las barbas polvorientas sean los detonantes de encontrarse fumando un último cigarrillo, todo ensangrentado y sucio como una rata apestosa esperando la inminente muerte, pero ¿cómo saberlo?... ¿Cómo saber qué habrá estado pensando Mutassim en ése último cigarrillo?

También sería una picardía que el mundo acabe ahora ya que, luego del terremoto y tsunami en Japón a principio de año, las potencias del mundo empezaron a mirar con malos ojos eso de andar sembrando plantas nucleares por doquier. Si no fuera porque se termina el mundo apostaría que en poco tiempo más veríamos desmantelados esos funestos y mortíferos predios.

Sería una cagada que todo termine ahora, justo que Ahmadineyad le aterrizó limpito y sin destruirlo un avión súper sofisticado de recontra última generación manejado a control remoto a EEUU por estarse paseando por territorio aéreo iraní sin permiso, secuestrándolo para su estudio y posterior divulgación de secretos a Rusia y China sobre las novedades tecnológicas bélicas de la ya insufrible potencia mundial norteamericana.

Me daría mucha bronca que el mundo acabe justo ahora, cuando toda Europa se da cuenta tarde que otorgó 10 veces más préstamos personales que los que realmente podía afrontar. Me gustaría ver cómo termina esa historia, porque no creo que se solucione en el puñado de meses que, según los mayas, quedan de humanidad.


Y en nuestro país también. Sería un garronazo no poder disfrutar de la ley de medios, o no poder ver cómo Clarín y Nación ceden de una vez con el tema de Papel Prensa y así poder ver los kioskos atiborrados de diarios de todas las corrientes ideológicas que a uno se le ocurran.

O ver como la ciudadanía toda de Buenos Aires se da cuenta tarde que lo de la quita de subsidios a Puerto Madero que tanto aplaudió con socarrona jocosidad, en realidad fue un implacable tarifazo disfrazado de medida justiciera. Porque los no subsidiados serán, de ahora en más, todos aquellos que trabajen y cobren un sueldo, no solo los ricachones de Puerto Madero. Fue muy gracioso el otro día escuchar en la voz de Víctor Hugo las 12 preguntas que tenés que contestar si pretendés continuar recibiendo el subsidio: ¿Tiene dos televisores? ¿Su casa está habitada por más de una familia? ¿Es beneficiado por algún plan del gobierno? Buenísimo. La verdad que saben ponerla. Tienen cancha, como quién dice.

Más allá del detallito del tarifazo, me daría mucha tristeza no poder seguir disfrutando de todos los cambios que se están dando en el país, justo cuando se cumplen 10 años de la renuncia de De la Rúa, ese inoperante y eunuco presidente que no solo no estuvo nunca jamás a la altura de las circunstancias sino que, cuando ya lo suyo no daba para más y para reventarla bien reventada, clavó el “Estado de sitio” haciendo indignar aun más a la población y matando a 38 argentinos. Hay muchas escenas de aquella época y las recuerdo todas. Pero hubo una que me marcó hasta el día de hoy, que creo que nunca se va a borrar de mi memoria y que me hizo enojar y llorar sin parar con una impotencia pocas veces experimentada cuando vi por televisión a un joven padre, completamente desquiciado por la falta de acceso a comida, que comenzó a cagarse a trompadas con un policía mientras sostenía un bebé en brazos. Y se recontra cagaban a trompadas y el bebé se sacudía en brazos de su padre aterrorizado con una cara de espanto imposible de describir.

Y lo otro que me da mucha bronca, pero esto es más personal, es que por fin mi hija más chica sabe que Papá Noel no existe y que éstos son los padres. Años esperando este momento y los mayas vienen a mearme el asado justo ahora…

Al menos tengo la suerte de que esta Navidad ya la disfrutaré sin hipocresías. Hay padres que no podrán hacerlo. Pero bueno, no me quejo. A pesar de haber tenido uno de los años más malos de mi vida en cuanto a lo económico, fue muy importante para mí. Logré publicar mi primer libro. Intenté grabar un disco con mi banda que quedó trunco por el completamente evitable alejamiento de uno de los integrantes de la misma. Después de 25 años dejé finalmente de fumar (y esta vez en serio) mis 6 parissiennes diarios no sin encontrar de inmediato cobijo en el alcohol, pero al menos ya me di cuenta y también me estoy cuidando. Empecé a correr luego de esquivar por 7 años esa rutina que tanto bien me hacía, y estoy escribiendo mucho. Mucho. Y me encanta escribir. Y logré hacerme tiempo para hacerlo y todo funciona a la perfección.

Así que no me puedo quejar, espero que ustedes también hayan tenido un año sorprendente como el mío y, a los que aún no pueden evitar el flagelo de Papá Noel, les dejo como regalo, casi sobrándolos, el collage que hicimos con mi hija más chica, con el gordo estúpido ese sentado en derredor de un montón de renos con la cara de homónimo actor francés de renombre:

Que tengan un muy feliz fin de año. Disfruten solo con familiares que verdaderamente deseen estar y respiren hondo, que es, según los mayas hijos de la chingada, el último fin de año de la humanidad.

Salud.

Juan Pablo Scaiola.

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